El aparato digestivo es uno de los más importantes de nuestro cuerpo ya que es el encargado de absorber los nutrientes de los alimentos y convertirlos en energía para alimentar todas las células. Nuestra salud pues, depende muy directamente de la alimentación y de una correcta digestión
En nuestro aparato digestivo habitan unos 100 billones de microorganismos que son los responsables de su buen funcionamiento. Forman un ecosistema propio que llamamos microbiota o flora intestinal. Estos microorganismos pueden ser beneficiosos o patógenos, y se trata de tener un equilibrio entre éstos. Si los patógenos son mayoría es cuando comienzan los problemas digestivos: acidez, inflamación estomacal, dolores, estreñimiento, halitosi, etc. Pero a veces, hasta pueden dañar nuestra salud más allá de la digestión, provocando irritaciones en la piel, cansancio, influyendo en el estado de ánimo, los nervios o el sueño, por ejemplo.
Se dice que la microbiota es como nuestro segundo cerebro, ya que recientemente se ha descubierto que el sistema digestivo contiene una serie de neuronas que están conectadas permanentemente con el cerebro, enviando y recibiendo información. De esta forma, un problema digestivo puede afectar rápidamente a nuestro estado anímico, puede ser un causante de estrés o provocarnos insomnio, entre otros.
En las últimas décadas, ha habido un aumento importante de las enfermedades y trastornos digestivos, intolerancias alimentarias y alergias que nos ha hecho dar cuenta, en muchos casos, de la importancia de una buena salud digestiva. La mala alimentación, el exceso de sustancias químicas nocivas en la agricultura, la contaminación de las aguas, el abuso de antibióticos, o el exceso de higiene son algunas de las causas.
Los expertos señalan también como una de las causas, el aumento de los niños nacidos por cesárea. Estos cogen la información necesaria para su flora intestinal y sistema inmunitario del espacio donde nacen, es decir el quirófano, que está para muchos excesivamente esterilizado. En lugar de hacerlo naturalmente de la madre, al tener contacto con sus vías en un parto natural.
De otro lado, muchas teorías relacionan la microbiota con trastornos del desarrollo neurológico como el autismo o la hiperactividad, que también han aumentado considerablemente en los últimos años.
Teniendo en cuenta la importancia de la salud digestiva pues, para mantener el equilibrio de la flora intestinal recomendamos llevar una dieta equilibrada y variada, rica en alimentos fibrosos como las frutas y las verduras y con una buena cantidad de agua. Hemos de aumentar el consumo de alimentos prebióticos y probióticos como los fermentados o las conservas, y eliminar o reducir al mínimo los alimentos pre-cocinados, las grasas trans, los refrescos azucarados, el alcohol destilado y los embutidos, entre otros. Además, es muy importante combinar la dieta con el ejercicio físico regular.
Para recibir una ayuda extra, podemos consumir suplementos probióticos como los productos de la gamma Bio-live que en el caso del Gold y el Dark concretamente, nos ayudan a recuperar y regular la flora intestinal.