Listado de residuos orgánicos no recomendables para el compostaje doméstico
Una vez nos hemos iniciado en el mundo del compostaje acostumbran a surgir dudas sobre el proceso y sobre los “ingredientes” que son más adecuados. En general, decimos que todos los residuos de materia orgánica que producimos en casa son válidos para el compostaje: piel y cáscaras de fruta y verdura, restos de comida, posos de café, hojas secas del jardín, etc. De hecho, cuanto más variado y abundante sea el material que añadimos a la compostadora, mejor será el resultado final, ya que tendrá nutrientes más variados y, aportará beneficios diferentes a las plantas de nuestro huerto o jardín.
A pesar de eso, hay algunos residuos de materia orgánica que es mejor tirar al contenedor que aprovecharlos para nuestro compostaje doméstico. Aunque se trate de residuos orgánicos, puede ser que sean una mala opción por diferentes motivos: que tarden mucho a descomponerse, que desprendan demasiado malo olor, que atraigan insectos o microorganismos perjudiciales, que contengan alguna sustancia no deseada, etc. Se debe mencionar que si se utiliza un buen producto microbiológico como Elgan®, estas restricciones ya no serán necesarias ya que los microorganismos se encargaran de dominar el medio y controlar estos problemas.
Estos son algunos ejemplos:
-Papel con tinta: generalmente es favorable añadir una pequeña cantidad de celulosa en nuestro compost ya que aumenta la diversidad de los nutrientes, y además es uno de los alimentos favoritos de los microorganismos que habitan en nuestro compost. Por eso, recomendamos añadir trocitos de papel de cocina por ejemplo, siempre que no tenga estampados con tinta, que contiene algunas sustancias tóxicas perjudiciales.
-Restos de plantas que estén enfermas: los residuos vegetales de nuestro huerto o plantas domésticas como las ramas sobrantes de la poda, las hojas secas, el césped cortado, etc. son ingredientes muy beneficiosos para nuestro compost, siempre que podamos asegurar que proceden de plantas totalmente sanas. Aportar residuos vegetales al compost que tengan alguna enfermedad podría significar que todo nuestro huerto se contagiara.
-Huesos: es un residuo orgánico que acostumbra a ser bastante abundante en nuestros hogares pero que no es recomendable dejar compostar de cualquier forma ya que atrae algunas plagas, huele bastante y tarda mucho tiempo a descomponerse. Si decidimos añadir huesos a nuestro compost, tenemos que cortarlos en trozos muy pequeños y añadirlos en pocas cantidades. Recordamos que si se usa Elgan® que acelera el proceso, mantienen las plagas controladas y neutralizan el olor, se pueden añadir sin ningún problema. Estas recomendaciones son aplicables también para los huesos de fruta, las cáscaras de marisco y frutos secos, las espinas de pescado, entre otros.
-Heces de animales domésticos: los excrementos de nuestras mascotas contienen patógenos que son perjudiciales para nuestras hortalizas y para nuestra salud cuando comemos sus frutos. Además de tener el problema del mal olor y la atracción de plagas. De la misma forma, tampoco es recomendable añadir al compost la arena donde los gatos hacen sus necesidades ya que acostumbra a contener sustancias tóxicas como los elementos perfumados.
-Aceite de cocina: el aceite usado en nuestro hogar no es recomendable para compostar aunque sea de origen vegetal. La razón principal es que crea una capa impermeable al compost que no deja transpirar el material y seguir su procedimiento. En pequeñas cantidades, como el que podemos encontrar en los restos de alimentos aliñados o en el papel de cocina usado, no representa un gran problema. Si utilizamos Elgan®, podemos poner aceite de cocina siempre que sea en pequeñas cantidades, no toda la freidora de golpe.
-Restos de cabellos teñidos o uñas pintadas: por la misma razón que el serrín de maderas tratadas o el papel de cocina con tinta, los cabellos teñidos y los restos de uñas pintadas contienen sustancias tóxicas que perjudicarían nuestro compost.
Aconsejamos intentar hacer un compost lo más variado posible pero asegurarnos de que todos los ingredientes que añadimos aportan beneficios. Si dudamos con un ingrediente en concreto, es mejor dejarlo al margen o introducirlo en una cantidad muy pequeña para que no nos perjudique mucho si no resulta ser adecuado.