Nuestro objetivo principal es reducir la cantidad de residuos que generamos, pero los que no podemos evitar, debemos intentar reciclarlos correctamente
Partimos de la base que nuestro objetivo principal es la reducción de la cantidad de residuos, por eso intentamos tomar conciencia de todo lo que generamos e intentamos minimizarlo. Compramos muchas cosas que realmente no necesitamos como, por ejemplo, la mayoría de nosotros tiene un exceso de ropa; y compramos objetos que tienen alternativas mucho más ecológicas, como los vasos o los cubiertos de plástico. Consulta los primeros pasos para reducir el consumo de plástico.
Así pues, recomendamos antes que nada pensar si realmente necesitamos una cosa o no antes de comprarla; una vez la tengamos, intentar aprovecharla al máximo y reutilizarla tantas veces como podamos. Cuando la vida útil de este objeto ha finalizado realmente, la mejor opción que tenemos es el reciclaje. Cada vez hay más conciencia de su importancia, así como de la reducción de residuos, pero siempre se puede seguir mejorando.
En algunos casos el reciclaje de objetos es un proceso bastante complejo ya que, por ejemplo, cada vez hay más tipos de materiales diferentes. Siguiendo algunos pasos sencillos podemos ayudar a hacerlo más fácil y efectivo:
- Separar correctamente todos los residuos: tenemos que asegurarnos de depositar cada residuo al contenedor correspondiente. Si tenemos dudas, podemos hacer la consulta en nuestro punto verde más cercano o leer artículos con las dudas más frecuentes. Mezclar residuos comporta que la cadena de reciclaje se alargue notablemente, por ejemplo, tirar papeles sucios como los de cocina al contenedor azul.
- Reducir y optimizar el espacio: tenemos que intentar que nuestros residuos ocupen el menos espacio posible: pisar las botellas o doblar las cajas de cartón, por ejemplo. En el caso del papel, debemos tener en cuenta que siempre es mejor reciclarlo entero o cortado en trozos grandes, pero nunca arrugado. De esta manera aprovechamos más nuestros viajes al contenedor, reducimos el uso de bolsas de basura y aprovechamos mejor el espacio del camión.
- Separar los objetos que sean de dos o más materiales: cada vez utilizamos más objetos de este tipo, y solemos tirarlos al contenedor del material mayoritario. Por ejemplo, los sobres de cartas con ventana se suelen tirar al papel, pero el plástico transparente de la dirección debería ir al contenedor amarillo. Lo mismo pasa con los tapones metálicos o de plástico de las botellas de vidrio, que también corresponden al amarillo. Un pequeño esfuerzo para separar estos materiales puede ayudar mucho a la cadena de reciclaje.
- Reciclar sin bolsa: siempre que sea posible, tenemos que intentar evitar el uso de bolsas de plástico ya que son un producto muy difícil y caro de reciclar y que contamina muchísimo. Podemos utilizar bolsas compostables para la materia orgánica y tirar los otros residuos directamente del cubo al contenedor.
- Compostar la materia orgánica: si tenemos la suerte de gozar de un pequeño jardín o huerto en casa, empezar a compostar la materia orgánica es una idea que nos presenta muchas ventajas. Reduciremos una gran cantidad de residuos y aportaremos muchos beneficios a nuestras plantas. Lee los pasos para iniciarse en el compostaje doméstico.
- Limpiar los residuos: el pequeño gesto que representa pasar un poco de agua o fregar un residuo con papel antes de tirarlo, supondrá una gran ventaja para la gente que trabaja en el proceso de reciclaje, ya que se reducirán los olores y las plagas. No nos cuesta nada pasar un poco de agua para eliminar los restos de un envase de yogur por ejemplo, que puede tardar unos cuantos días a llegar a la planta de reciclaje y suponer molestias.