Las alergias e intolerancias alimentarias que acostumbran a ser más frecuentes entre la población, durante la infancia y la edad adulta
En las últimas décadas, las intolerancias y alergias alimentarias han crecido notablemente entre la población. Cada vez hay un nombre mayor de afectados y, son más los alimentos que nos las pueden provocar. Estos trastornos aparecen en muchos casos durante los primeros años de vida, y después pueden desaparecer o no; igual que los que se diagnostican durante la edad adulta.
Primeramente, se debe saber diferenciar entre una alergia alimentaria y una intolerancia. La alergia nos provoca una reacción inmunológica exagerada frente a un alimento invasor; en cambio, una intolerancia no afectará al sistema inmunológico sino al digestivo, por nuestra incapacidad de metabolizar el alimento correctamente.
El aumento de los dos trastornos se debe a muchas causas diferentes: mala alimentación, contaminación del suelo, exceso de grasas y azúcares, incremento del estrés, exceso de higiene, entre otros. Y parece que continuará duplicándose durante los próximos años, por eso queremos describir los trastornos alimentarios más comunes en la actualidad.
Entre los niños, las alergias más frecuentes son a la leche, los huevos y el pescado, mientras que los frutos secos y el marisco toman protagonismo en edades más avanzadas. En los últimos años, destacan principalmente el aumento de intolerantes a la lactosa y los celíacos.
Las alergias más comunes suelen aparecer durante la infancia y, en muchos casos, se superan durante los primeros años de vida. Las que se alargan con los años, en todo caso, acostumbran a perder intensidad. Por ejemplo, un niño alérgico al huevo puede conseguir comer yemas y tolerar alimentos que contengan trazas a partir de los cinco años aproximadamente, y la alergia puede desaparecer durante la adolescencia.
Los síntomas más frecuentes de las reacciones alérgicas habituales son urticaria, erupciones, inflamación de labios y lengua, rojez, etc. También problemas digestivos como vómitos, náuseas y diarreas, que son síntomas que también se dan con las intolerancias.
Las alergias más frecuentes son:
- Huevo: se debe tener en cuenta que puede ser a la clara o a la yema, o ambas partes, y que a la larga se acostumbra a conseguir tolerar.
- Leche de vaca: los derivados como el queso y los yogures también nos provocaran reacción. Tiene un fuerte componente hereditario. No se debe confundir con la intolerancia a la lactosa que es un componente de la leche.
- Pescado o marisco: el segundo es más común entre los adultos, mientras que el primero acostumbra a ser a lo largo de toda la vida.
- Frutos secos: cacahuetes, avellanas y nueces principalmente. Es más frecuente en adultos.
- Trigo: no se debe confundir con la enfermedad celíaca que incluye todos los productos que contienen gluten, no sólo el trigo.
- Algunas frutas y verduras: las más comunes son el melocotón, manzana, albaricoque, pera, fresa, etc. Y tomate, zanahoria, pimiento, lechuga, entre otros.
- Soja: acostumbra a ser más leve que las anteriores, y normalmente se acaba superando.
Por lo que se refiere a las intolerancias, las más habituales son:
- Lactosa: puede ser permanente o momentánea. Se da cuando no tenemos suficientes enzimas en el intestino delgado para minimizar la lactosa, que es el azúcar que lleva la leche, en sustancias más pequeñas como la glucosa; entonces pasa directamente al intestino grueso y nos provoca molestias.
- Gluten: es para toda la vida y tiene un alto componente genético. Esta sustancia se encuentra en muchos cereales como el trigo y la avena y en muchos alimentos procesados. Al no poder metabolizarlo correctamente, se inflama la mucosa del intestino delgado provocandonos malestar.
- Sacarosa y/o fructuosa: la primera es al azúcar propiamente, mientras que la segunda es al azúcar que contiene la fruta y algunas verduras. Son bastante menos habituales que las anteriores, y normalmente se suelen tolerar pequeñas cantidades.
- Histamina: es una sustancia que se encuentra en nuestro organismo, pero que también contienen algunos alimentos como los vinos, el embutido o las conservas. Se tolera una cantidad de histamina concreta, y al sobrepasarla nos provoca la intolerancia. Se debe subrayar que, a parte de los síntomas en el aparato digestivo, acostumbra a provocar mareo y migraña.
En conclusión, recomendamos consultar con un especialista el diagnóstico del trastorno y el seguimiento, para poder saber si es posible ir introduciendo el alimento de alguna manera y hasta qué cantidad. Normalmente se recomienda la eliminación del alimento, al menos en un principio, pero sabemos que el consumo de suplementos probióticos como los de la gamma Bio-live, aportan un extra de enzimas a nuestro cuerpo que nos puede ayudar a tolerar mejor y en más cantidad, algunos de los alimentos a los que tenemos intolerancia. Consultad vuestro caso concreto.