Lo que está pasando (Covid 19) me recuerda uno de los principios más básicos de la microbiología: el equilibrio.
Como ya sabemos, todo lo que nos rodea está cubierto y contiene microbiología: el aire que respiramos, el agua que bebemos, los alimentos que comemos, nosotros mismos….TODO.
Mientras mantenemos un cierto equilibrio entre microorganismos patógenos, facultativos y beneficios (5%-90%-5%) todo funciona correctamente. Ahora bien, cuando se rompe este balance, cuando se debilita a los beneficiosos o cuando los patógenos se hacen más fuerte entonces empiezan a aparecer situaciones “difíciles”.
Sobran los ejemplos. En los últimos 50 años, no hemos tratado nuestro entorno, – ni la tierra en que vivimos, ni el agua, ni el aire que respiramos – , con respecto. Nos hemos sentido dueños de todo, y como tales, decidimos hacer lo que pensàbamos que nos interesaba tanto a nivel individual como colectivo, sin pensar en las consecuencias. No hemos sabido mantener el equilibrio necesario.
Esto ha producido y seguirá produciendo tales desequilibrios que vamos a tener que vivir el otro lado de la moneda, un claro ejemplo: el confinamiento. Podemos aprovechar y preguntarnos si valió la pena. Podemos recapacitar y marcar nuevas líneas, tomar otras decisiones…
No es hora de buscar culpables sino responsabilizarse. Nos toca ser sinceros con nosotros mismos y decidir que es lo que queremos para nosotros, nuestras familias, nuestra sociedad. El modelo actual (lo llamaré lógica económica) no parece haber funcionado a favor de todos. Ahora bien, todos y cada uno de nosotros podemos aportar y balancear esta situación con pequeñas acciones cada día. El ser humano siempre ha demostrado que puede conseguir lo que es bueno para sí, hemos pasado, en menos de un mes de un mundo globalizado, con una economía globalizada a una economía local y de ayuda entre todos. Es una señal que demuestra que sabemos y podemos ser solidarios.
Con pasión,
Charles Castrillo